Salimos del Aguacate primero caminando por una terracería y luego por una vereda, por haber ido recién comenzaba el temporal de lluvias encontramos un camino fresco, lleno de rocío y verdes plantas. Ya dejábamos veredas bien marcadas para llegar a caminos someros disfrutando del paisaje.
Cascada
Así desembocamos a lo que llamamos “el camino del venado” por encontrar huellas de este ya que nos ofreció la mágica vista del Río Verde corriendo entre imponentes cañones. Una cascada a lo lejos se veía y dilucidábamos caminos para llegar a ella por arriba o por abajo. Así poco a poco y paso a paso llegamos a nuestro destino y ofreciéndonos las vistas de la barranca de Oblatos, Arcediano, el Río Santiago y El Río verde.
Río Verde entre bruma y barrancas
El cerro literalmente exuda agua pero son pocos los hilos de agua aprovechable para tomar un baño vaquero o beber. Por ello aún siendo tiempo de aguas, no está de más ir bien provistos de agua.
Vías del funicular que baja a la barranca.
Esta región es refugio de muchos animales que por la hora era poco frecuente ver pero los rastros nos hablaban de ellos, algunas águilas que vimos y un zopilote que calmadamente modeló para la cámara de Quercus.
Es un magnífico lugar para ir a caminar, no hagan demasiados experimentos de rutas y lleven suficiente agua. Aquí lo mejor es ir a pie pues con bicicleta sería muy penoso cualquier avance. Es un lugar estupendo para aprender orientación con mapas topográficos por lo accidentado del terreno y múltiples puntos de referencia.
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