30 de marzo de 2009

Viajando de aventón

Viajar por aventón, ride, raite, con el dedo gordo, mochilazo o como mejor lo conozcas en un modo muy singular de viajar. He de comentar que mi experiencia en este modo de viajes no s nueva pero tampoco he llegado a los kilómetros que otros conocidos efectuaron a través de este gorrón método de viaje.

El viaje por aventón seguramente desencadenará una serie de anécdotas como “primero nos dio ride un BMW y luego un camión de basura”, “nos metimos cinco a la cabina de una estaquita”, “nos salimos de la carretera ahí por Ayutla”. “Viajámos de Guadalajara a Taxco en un solo día”, “un elefante se columpiaba… (unas horas después) …doscientos setenta y cinco elefantes se columpiaban…”, etc. Por cierto todas esos comentarios son verídicos.


Si bien tiene muchos riesgos el viajar en aventón confieso que en varios miles de kilómetros no sufrí un solo asalto pero si tomé una camioneta que se salió de la carretera conmigo y mi compañero en la caja. Afortunadamente no nos pasó nada y salimos solo levemente golpeados por la llanta de refacción y mejor librados que los de la cabina.

Viajar de aventón tiene su chiste, hay lugares dónde nadie se para y en ocasiones no te toma mucho tiempo tomar uno. Hay que seleccionar un buen lugar en la carretera dónde te vean de lejos y con espacio para que el anfitrión se detenga. Camionetas es vehículo más frecuente pero llegué a viajar en trailers, tractores, vehículos de lujo, incluso en un jeep remolado por una camioneta.


Me quedan muchas imágenes de los aventones como viajar en una carretera solitaria con el sol poniéndose en el desierto en una camioneta destartalada conducida por un güero alto con facha de australiano. Sin duda que es un método de pocos pesos con riesgos implícitos pero siempre un viaje diferente.

24 de marzo de 2009

Por las faldas del Paricutín

Una tarde soleada llegue a Anganguán, Michoacán con la buena intención de conocer la iglesia del Antiguo San Juan Parangaricutiro, aquel célebre pueblito que fuera sepultado bajo la lava de un joven volcán conocido como Paricutín. Lo soleado terminó cuando terminé de cruzar Anganguán y estacioné mi vehículo y procedí a pie.



A los 5 minutos cuando me cruzaba con grupos de turistas comenzó a llover. Afortunadamente eso no fue obstáculo ya que viajero preparado vale por dos. Una manga me permitió seguir mi camino con comodidad. Llegué a escasos metros del lugar donde la iglesia del viejo San Juan se erige y antes de continuar mi jornada una rica comida de los puestos que ahí se encuentran y un café de olla medio las calorías para continuar la marcha.

En la zona de la iglesia por supuesto que curiosee por abajo y por arriba y con el asombro de turista novicio en esta región. La continua lluvia me aseguró una tarde sin mucho turismo. Mas tarde emprendí una caminata a un geocache ubicado a unos kilómetros lo que me llevó por caminos rodeados de lava y con magníficas vistas del Paricutín.


El retorno del geocache me permitió internarme en e bosque de la región donde predominan los pinos y la tierra roja de arcilla. Fue a final de cuentas una caminata de más de 2 horas por esos rumbos entre la intermitencia de la lluvia y una fría neblina.

Este destino es muy recomendable en especial para andar en bicicleta de montaña por los caminos que rodean la zona. En la lava la cosa es muy complicada para la bicicleta. Pero uno de esos lugares de visita casi obligada en Michoacán.

Geocaching & Travel Bug

Una vez más he hecho una pausa más breve en el blog y tal vez mis aportaciones se vuelvan por un momento más esporádicas ya que un nuevo miembro ha llegado a la familia. Hasta pronto