5 de mayo de 2009

Ayudando al Capitán Cavernícola.

Lo mejor de salir al campo es que nada es rutinario, siempre hay algo nuevo que ocurre o ves y es mejor que verlo en Internet, revistas o en un canal del cable. Esto que te cuento ocurrió una tarde en el Cerro San Esteban que se encuentra cerca de Guadalajara y es más famoso por El Diente, célebre roca de la cual hablaré posteriormente. Había ido al cerro San Esteban a conocer la parte noroeste con cuatro objetivos: Uno ver unas formaciones de basalto, Conocer esa parte del cerro y subir lo más que pudiera, estrenar mi red de lepidópteros y plantar un geocache que por adelantado había bautizado como “Capitán Cavernícola”

Todo se desarrollo bien, solo cancelé el asunto del basalto por que me saldría mucho de una ruta que había trazado. Ese lado del cerro resultó muy interesante e incluso me aventuré un poco al otro lado dónde ya se veía la depresión de la Barranca. Entonces una roca llamó mi atención y fui hacia allá. Al llegar no fue gran cosa la roca pero bajo la piedra dónde estaba parado hubo un movimiento inesperado. Un pequeño becerro estaba echado y nos sacamos buen susto ambos.

Rápido simpaticé con el becerro y lo encontré muy deshidratado y débil. Debió de haberse apartado de la manada y perdido ya hace unos días. El pobre estaba débil y acabó rápido con toda el agua que llevaba para mí. Evaluando la situación vi que no era conveniente dejarlo ahí pues en este cerro a pesar de la cercanía con Guadalajara hay coyotes y si lo descubrían no dudarían de hacerlo su presa.


El nombre del geocache pasó al pequeño animal y así emprendí cuesta arriba el camino de regreso con el Capitán Cavernícola en brazos. Cosa que no fue nada fácil. La pendiente era pronunciada, con pequeñas rocas que te pueden hacer caer fácilmente. Un pesadito becerro a cuestas y ya sin provisión de agua. Así pues después de un penoso ascenso llegué a un punto que podía ser localizado fácilmente y coloqué una bolsa de plástico a manera de bandera. Más ligero emprendí camino a dónde sabía que habría algunos rancheros que con las indicaciones pertinentes fueron por el becerrito ya con caballos.

Solo le tomé una foto rápida al pequeño Capitán Cavernícola que aquí te muestro. Al final la excursión no cumplió con sus objetivos pero me fui contento de haber podido ayudar al animalito. Cosa que espero que te motive a buscar vivencias más allá de la ciudad pues en el campo no hay influenza jeje. Hasta la próxima.

2 comentarios:

solin dijo...

muchas gracias por ofrecer esta pagina, nunca me habia topado con alguna pagina que tratara del occidente de mexico como tu pagina, que hasta me dieron muchisimas ganas de salir a pasear. gracias y felicidades.
ahora soy tu seguidor.

caniculari dijo...

Muchas gracias solin y realmente espero que pronto estes caminando por nuestras veredas.
Un Saludo